lunes, 20 de mayo de 2013

Iluminación de supervivencia.


Siempre se tiende a pensar en que para conseguir una buena iluminación, cuantas más luces mejor. Personalmente creo que es un error. Si lo que buscas es conseguir una iluminación que te narre lo que en esa escena está sucediendo creo que es muy necesario pensar o visualizar como te imaginas tu lo que está pasando.

Quiero centrarme en contaros como realicé la sesión con la genial Pamela Piedrahita. Pamela es una niña absolutamente buenísima trabajando, se nota que conoce su acting y sabe sacarse partido… con ella es facilísimo trabajar (o al menos a mi me lo pareció) ya que enseguida sabe lo que andas buscando y lo da todo.

El escenario para nuestra sesión era una habitación de hotel con un estilismo en negros realizado por Gisela Cid y el maquillaje de la mano de Ana Lahoz ( otras dos cracks con las que siempre trabajo, como ya comenté). La habitación del hotel estaba bien pero no era nada del otro mundo, una decoración clásica pero compensaba con la fuerza que tiene Pamela. 

Para iluminar tan solo tenía los reflectores de 1,80m y un flash de mano. Yo contaba con aprovechar el gran ventanal que tenía la habitación y rellenar con los reflectores, pero empezó a llover y nos quedamos sin luz. Saqué el flash de mano con la intención de utilizarlo pero situándolo fuera de la cámara y el receptor estaba estropeado. Con el flash montado en la cámara la iluminación era tan irreal que me negaba.

Recuerdo que miré alrededor y vi que en la habitación habían como cuatro lamparillas de noche con una mampara blanca. Esa era la clave. Las dos de las mesitas ya las tenía encendidas porque sabía que ayudaban a realzar el entorno, así que con la estancia ya iluminada con esas dos, cogí una más y la utilicé para iluminarla a ella. Entonces todo tuvo sentido.

Esta es una de las fotografías finales:
 


Aquí podéis ver la iluminación que había en la habitación, con imágenes captadas con el móvil:






En esta sujetaba yo la lamparilla para darle una luz en concreto, pero en la imagen que os he enseñado arriba era Marián Lucas (una gran amiga, asistenta y fotógrafa) la que me ayudó a sostener la luz y dirigirla:


                     


A la hora de editar la imagen, lo “lógico” quizás hubiese sido regular la temperatura de color y eliminar el “amarillo” , pero me pareció que reinterpretar esos tonos cálidos quedaba mejor, por lo que conservé la temperatura de color original e incluso la aumenté para conseguir algunos tonos. Es cierto que tengo la suerte de disparar desde hace unos meses con una Nikon D800 y pude elevar el ISO sin problema alguno ya que esta cámara es una todoterreno! No puedo estar más contenta con ella. El objetivo, como casi siempre, era mi amado 50 mm f/1,4.

Creo que lo importante siempre (como en la vida) es no dejarse deslumbrar por los grandes equipos o las grandes luces… casi siempre menos es más.

Espero que os guste la foto!

Laura.