Si, se que esto ha estado algo abandonado. Mucha gente me ha
escrito pidiéndome que lo retomase o preguntándome si lo había cerrado. La
verdad es que agradezco muchísimo la acogida que ha tenido este mini espacio
donde empecé a contar lo que de normal solo solía ser un tema de conversación
entre amigos del gremio y cañas.
En los últimos meses mi vida dio un cambio bastante bueno y
la falta de tiempo y otras circunstancias me hizo posponer muchas entradas que
me rondaban por la cabeza. Hay algunas que todavía no puedo publicar pero
prometo que lo haré, sobretodo las que están relacionadas con mi vida en Nueva
York… todo llegará!
He decidido volver a la carga con un tema del que disfruto
hablando y que a la vez es un problema casi diario para todos los que estamos
en este mundo loco de artistas: La creatividad.
Hace un par de meses,
sin parar de trabajar, sentí que me alejaba de lo que movía mi mundo,
que no es la foto en si, si no la capacidad de crear y ser creativa en mi día a
día. Creo que me centré en “gustar” a los clientes y olvidé que en realidad mi
meta no es un cliente determinado, sino mejorar día a día mi trabajo y si ello
me lleva al éxito profesional mejor, pero si no, dormir con la conciencia
tranquila de que lo que he hecho es algo mío, personal y nacido de mis
entrañas, no con un fin comercial. No nos olvidemos de que las modas van y
vienen, pero si tu tienes algo propio, no pasará de moda.
Recuerdo que Ana Lahoz (mi maquilladora, mi mano derecha y
algo así como una hermana) vino a visitarme a Nueva York e hicimos una sesión
juntas (en realidad fueron como unas 10 en dos semanas jajaja) y me dijo, “me
gusta esto, has conseguido juntar lo que busca el cliente sin abandonar tu
estilo, eso que te define… tiene tu rollo”. Ahí me di cuenta de que cuanto más
intentaba gustar, menos lo hacía (aunque jamás nadie se quejó de mis fotos y
tuve muchas oportunidades). Creo que al final tu trabajo tiene que ser como tu,
si vas de lo que no eres, la gente se dará cuenta. A nadie nos gusta la gente
que finge, no nos gustan los amigos que te ponen buena cara por quedar bien
aunque no estén de acuerdo en nada. Nos gusta la gente que se moja, que te dice
lo que piensa y que sabes que no actúa por gustar. Con este tipo de trabajos
creo que tiene que ser igual, hay que hacer un estilo propio, ser tu mismo y
olvidarte de si gustaras o no… eso no importa porque si eres fiel a ti mismo, a
quien le gustes, le vas a gustar mucho!
Hace unas semanas, de casualidad me cruce con un libro
genial que desde hoy pasa a ser libro de cabecera. Se llama “El camino del
artista” de Julia Cameron y ha sido un best seller mundial. El libro en si está
planteado como un curso de 12 semanas, yo aun no lo he terminado pero de
momento no puedo estar más contenta. Hay que leerlo con una mentalidad muy
abierta y dejarse llevar por lo que nos cuenta. El primero de los ejercicios
que te plantea es escribir 3 páginas por la mañana, antes de trabajar, y volcar
todo lo que te venga a la cabeza, desde lo que tienes que comprar, hasta el
desamor de turno de la semana… escribir sin pensar volcándolo todo y luego no
puedes releerlo, ni tu ni nadie. Parecerá una tontería pero yo llevo haciéndolo
dos semanas sin falta y os prometo que me siento mucho mejor cuando abordo las
mañanas de trabajo… No se si decir que mi vida laboral ha mejorado sería
arriesgado, pero un cambio si que ha habido. Os lo recomiendo a todos 100%. No
es un libro para fotógrafos, es un libro
para artistas con la creatividad bloqueada y te ayuda a encontrar el motivo y
trabajar en desbloquearte para poder afrontar tu día a día con mayor
creatividad.
La creatividad es algo que todos deberíamos de mimar. A
veces me han preguntado que de donde saco tantas ideas… no lo se a ciencia
cierta, pero si que se que no solo alimento mi “yo creativo” con fotografía… me
gusta ver películas, series, el trabajo de algunos ilustradores, leer una
novela que te deje con la mente en otro mundo, un poema que te conmueve o un
cuadro que te llega y te deja petrificado ante lo que sientes al verlo… no podemos
pretender vivir del arte sin rodearnos de él. Si asumimos que la fotografía es
arte y no un oficio, es importante tratarla como tal y mimarnos como artistas.
A mi me relaja muchísimo coger el coche sola, con mi música
y dejar volar la mente… quizá es un acto cotidiano porque por circunstancias,
en España paso mucho tiempo en la carretera, pero ese hecho tan cotidiano lo
echaba de menos cuando estaba en Nueva York… echaba de menos coger mi coche y
desconectar. He planificado sesiones de fotos mientras conducía, he tomado
decisiones sobre mi vida, sobre mi trabajo… a veces, no tenemos que forzarnos a
ver el trabajo de otros fotógrafos para mejorar el nuestro. Quizás es mejor encontrar
nuestro momento propio y regalarnos unas cuantas horas haciendo algo que nos
gusta. Me pasa con la cocina también, me gusta mucho cocinar postres (aunque
luego no me los como porque no me gusta demasiado el dulce) y para mi es un
momento de desconexión en el que me da tiempo para pensar y estar conmigo
misma. Por ejemplo, el jueves tengo una reunión muy importante, pues cuando hoy
acabe mi día pienso hacer unas magdalenas caseras para llevárselas a una amiga.
Lo que quiero decir con todo esto, sin que parezca una
hippie loca, es que no debemos automatizar nuestro trabajo, tenemos que
sentirlo y vivirlo como una experiencia distinta en cada momento. Para hacer
buenas fotos no hay una formula, si no todos seriamos increíbles! Pero si que
puedes hacer pequeñas cosas que te ayuden a acercarte a tu propio lenguaje y
decidir que quieres contar y como. Yo me dedico a la fotografía de moda, pero
cuando planifico una sesión olvido el fin comercial, me centro en que es lo que
quiero contar y a partir de ahí desarrollo una pequeña historia en mi cabeza.
Eso es lo que a mi me hace feliz y por ello me dedico a esto.
Mimad a vuestro artista interior y seguro que todo cambia a
mejor… Y sobretodo y por encima de todo, no copiéis nunca el trabajo de nadie,
eso sería rebajaros a vosotros mismos, haced un buen trabajo y que os copie el
resto!
Laura.